Borges y Ulises: El otro, el mismo
En 1986, la Biblioteca Nacional de España realizó una lista de citas presentes en la obra de Borges, donde Homero ocupaba el cuarto lugar. (Los anteriores fueron: Shakespeare, la Biblia, Dante y Cervantes) La literatura contemporánea se debe en gran medida a las formas, a los motivos, y las figuras clásicas. Dentro de la obra de Borges, esto se evidencia principalmente en la importancia que mantiene a la figura de Ulises. En el siguiente comentario se ampliará esta hipótesis; tomando como ejemplo, el poema Odisea, libro vigésimo tercero.
La idea “quizá nuestros contemporáneos —siempre— se parecen demasiado a nosotros, y quien busca novedades las hallará con más facilidad en los antiguos” se encuentra en los párrafos finales del ensayo de Borges sobre Nathaniel Hawthorne, donde recalca la inevitable deuda que la literatura moderna y contemporánea tienen con los clásicos. Ahora bien, Borges sin duda se conecta con la cultura helena, en medida similar a la que se acerca con la cultura hindú, nórdica, o con cualquier otra. No obstante, la cultura helena recibe un trato más particular, digamos, más afectivo y respetuoso. Aquí recae el motivo de la selección de este poemario. El otro, él mismo refleja admiración, llegando a términos de cariño, que Borges tiene por lo que Odiseo representa, y puede representar. Los límites entre Borges y el náufrago mejor recordado en las letras latinas buscan difuminarse, él es él y todos los hombres.
En el siguiente poema, Borges toma al motivos clásicos como de nostoi, toma objetos característicos de Ulises (la lanza con la que derrota a los pretendientes) y recuerda a los dioses que le sentenciaron al naufragio. Al final del poema recuerda el canto donde se da el encuentro de Polifemo con Ulises; no obstante, Borges añade algo de su propio repertorio, la consideración de que el hombre que se fue, es realmente el que ha vuelto; pero quizá no el que vivió el naufragio.
Odisea, libro vigésimo tercero
Ya la espada de hierro ha ejecutado
La debida labor de la venganza;
Ya los ásperos dardos y la lanza
La sangre del perverso han prodigado.
A despecho de un dios y de sus mares
A su reino y a su reina ha vuelto Ulises,
A despecho de un dios y de sus grises
vientos y del estrépito de Ares.
Ya en el amor del compartido lecho
Duerme la clara reina sobre el pecho
De su rey pero ¿dónde está aquel hombre
que en los días y en las noches del destierro
Erraba por el mundo como un perro
Y decía que Nadie era su nombre?
Borges demuestra, quizá de manera impremeditada, como una jugarreta de su inconsciente, el lazo que ambos (Ulises y Borges) comparten. La búsqueda y el gusto por la aventura, principalmente por la que se vive en el mar; así como una implícita nostalgia por el nostos (Ítica, Argentina). La lista de poemas Borgeanos que advierten citas de La Odisea es grande, las citas a la cultura helena aún más. No obstante, aquí quedan los que les compete a este poemario. Poema del cuarto elemento, Otro poema de los dones, y de manera casi imperceptible en España. Así mismo encontramos intertextualidad con otros textos Griegos como en Edipo y el enigma y El Golem, donde usa como motivos a la trágica historia de Edipo y a los diálogos socráticos con Cratilo, para así expresar sus propias obsesiones Borgeanas, la labor del Hacedor, como poeta o filósofo, y las verdades que se pueden asomar frente un espejo como un oráculo que prevé el destino de un hombre.
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